El profesor Sisley acababa de
cenar cuando sonó el teléfono. Pidió a su amigo, el comisario inspector Bernard
Cross, que le diera un minuto para encender su cigarro, y luego se dispuso a
escuchar:
—Sisley —dijo el comisario
Cross—, estoy en un aprieto. Tengo aquí a varios sospechosos de integrar una
banda de contrabandistas; les he pedido alguna identificación, y
todos tienen sus carnets de conducir. No tengo tiempo ahora de verificar si los
carnets son verdaderos o están falsificados; no soy un especialista en carnets
de conducir, pero esta gente no me gusta y tengo la intuición de que son unos
farsantes.
—Una intuición es tu
creatividad que trata de decirte algo, Bernard. Lo escribió el famoso director
de cine, Frank Capra.
—¡Sisley, no me vengas con
frases! Si mi intuición trata de decirme algo, o bien tiene la lengua enredada
por haber bebido mucho, o bien yo estoy medio sordo, porque no entiendo lo que
me dice. Y si no consigo algo un poco más contundente que mi intuición, tendré
que dejarlos libres.
—A ver, dime cómo dicen
llamarse tus sospechosos.
—OK, según estos malditos
carnets los pájaros se llaman: Vanesa O. Luner, Gastón Whin, T. Estela, Aaron
Battlefield y Sara C. Cofinns.
—¿Podrías deletrearme el
apellido de ese tal Gastón Whin?
—W-H-I-N.
— ¡Vaya si serán tontos! ¡Mira
los nombres que se han puesto!
—¿Verdad, Sisley, que son
nombres un poco raros?
—El de Mr. Battlefield puede
que sea verdadero; los demás son obviamente falsos. Están construidos mezclando
las letras de cosas que todo Estados Unidos conoce perfectamente bien.
¿A qué se refiere Sisley? ¿Qué
tienen de particular los nombres de los sospechosos, excepto el de Mr.
Battlefield?